lunes, 31 de enero de 2011

Tomate Frito y cómo conservarlo

  Este fin de semana ha sido bastante productivo, y tengo un montón de fotos esperando en la cámara para que las prepare y cuente sus recetas, pero tendrá que ser poco a poco (se me acumula el trabajo), así que he pensado hablaros de otra cosa que tenía pendiente desde hace un par de semanas. 


  No tenía muy claro si publicarla o no, porque no me parece que sea el objetivo del blog, aunque hay muchas visitas a la otra entrada de "No todo es dulce", así que igual también interesa. 
  Y a pesar de que el tomate frito no tiene ninguna ciencia, me da la impresión que mucha gente se deja convencer por la facilidad de comprar una lata, y yo creo que es una pena porque, a mi juicio, no hay punto de comparación entre el más simple de los tomates fritos caseros con la mejor de las recetas de tomate envasado.


  El verdadero engorro del tomate frito es que salpica mucho (si llega a la pared, malo, pero si te llega a ti, quema una barbaridad!) pero a pesar de todo me merece la pena. Tanto es así que he llegado a convencer a mi santo que antiguamente (de novios, hace un millón de años) me decía "No se como te montas tanto follón cuando lo venden en latas!" y poco a poco pasó a un "...no, si no me ha quedado malo, pero si le hubiera puesto de tu tomate!!!"


  En fin, la receta no puede ser más simple: tomate, cebolla, aceite, azúcar y sal.

Ingredientes:
  • 1 kilo y medio de tomates (rojos)
  • Medio kilo de cebollas
  • Un buen chorro de aceite virgen extra (como un dedo en el fondo de la cazuela)
  • Sal
  • Azúcar (para corregir la acidez, depende de los tomates)
  • Una lata pequeña de tomate frito (opcional, para darle un color un poco más rojo)

  Confieso que esta es la primera receta que hice con la Thermomix y como casi siempre, me rendí a sus encantos. La receta es simple, se pone el aceite en la cazuela (o Thermomix), se añaden la cebolla cortada en cuartos y los tomates en cuartos (o por la mitad si son pequeños). Se pone un buen pellizco de sal (al gusto).



  Se pone al fuego (en la Thermomix a temperatura Varoma, velocidad 2) y se remueve de vez en cuando. En la Thermomix, se puede poner en marcha y añadir poco a poco los tomates.

Mi ayudante echando los tomates en la Thermomix.
  Con estas cantidades se llena la Thermomix hasta arriba. Si no cupieran, se pueden poner unos segundos a velocidad 6 o 7 para que se licuen un poco.


  El tiempo de cocción depende de los tomates, pero va de tres cuartos de hora a una hora y cuarto (con la Thermomix).

  Cuando el tomate frito empieza a calentarse salta bastante y mancha toda la pared. Para intentar remediarlo con la Thermomix pongo el cestillo en la tapa de la Thermomix y con eso se mejora bastante.


  Cuando ya ha reducido bastante, como a la mitad, le paso la batidora (o le pongo un par de minutos a velocidad 10 en la Thermomix) y le mezclo el tomate de lata, aunque eso es sólo si los tomates no eran muy rojos porque así le da mejor color. Se prueba para rectificar de sal y de azúcar. Entonces se dejan otros 10 o 15 minutos cociendo porque en casa nos gusta el tomate muy espeso. 

  Por si acaso quedaran restos de piel o pepitas, se puede poner otro minuto a velocidad 10 con lo que queda estupendo. Sin Thermomix, habría que pasarlo por el pasa-purés.


  El Truco que quería contaros es sobre la conservación del tomate frito. En verdad yo lo pongo en un tuper y lo congelo. Cada vez que necesito un poco (aunque sea una cucharada) lo corto con un cuchillo y se descongela en un minuto. Pero no hace mucho vivía en una casa más pequeña con una nevera MUY pequeña y un congelador ridículo. Además siempre lo tenía a rebosar de papillas caseras para la niña y lo de un recipiente grande con tomate era un lujo, así que lo que hacía era conservarlo en frascos pequeños. 

  Para eso se preparan frascos que tengan la tapa de rosca y que estén bien limpios. Yo los esterilizaba metiendolos en agua hirviendo 5 minutos. El procedimiento es muy sencillo, con el tomate todavía muy caliente (recién hecho) se llena el frasco hasta arriba,  se tapa (con guantes, porque quema) y se pone boca abajo hasta que se enfríe. 


Un tarro de potito no es lo más adecuado, pero es el único frasco que tenía.
  Se pueden conservar varios meses de esta manera. Espero que os sea útil.

2 comentarios:

Me encantaría seguir aprendiendo con tus ideas y comentarios. Muchas gracias por participar!