Como indica el título de la entrada, ya hemos celebrado el cumpleaños de las niñas y como casi siempre cada una ha tenido una tarta según sus gustos y preferencias.
Este año Paula me pidió una tarta blanca con caritas sonrientes de colores alegres. No puedo negar que la idea era sencilla, quizás demasiado sencilla. Así que, aunque últimamente estoy muy ocupada con un sinfín de cosas, no pude evitar adornarme un poco.
Hacía mucho tiempo que tenía el gusanillo de hacer una tarta inclinada, o Topsy-Cake, de hecho desde que vi este extraordinario vídeo que explica con todo detalle cómo hacer todos los pasos. Yo no pretendía hacer una tarta tan grande, por eso compré un dummy inclinado de 12 cm para que la tarta de verdad fuese el piso inferior.
No contenta con enfrentarme a una tarta inclinada, que no había hecho ninguna antes, se me ocurrió que podía añadir otra idea divertida: que la tarta fuese también una piñata. Hace poco se han puesto de moda que algunas tartas tengan el interior hueco y relleno de chucherías, para que al cortas caigan como una piñata. La idea es chúlisima, pero tengo que advertir que a mi no me salió como pretendía y las grajeas de chocolate no cayeron como yo pensaba, habrá que seguir investigando sobre este tema.