En verdad huele a feria desde hace un mes, que florecieron los naranjos, y en verdad le quedan poco más de 24 horas, pero, aunque yo no sea feriante, no he podido evitar contagiarme de feria este año.
Y es que el otro día, mientras llevaba a las niñas a la "calle del Infierno" (la zona donde están todos los cacharritos) me fijaba en las casetas del Real y me puse a verlas como Tartas cubiertas de azúcar (definitivamente esto engancha).
Hay que explicar que todas las casetas de la feria de Sevilla son a rayas, blancas y rojas o bien blancas y verdes, como los colores de los equipos de futbol de la ciudad. Estuve pensando detenidamente que colores iba a usar, porque no soy yo fan de ningún equipo de futbol (bueno, sí, de la Real Sociedad, pero eso es otra historia).
El caso es que me decidí por el rojo, para darle gusto a mi padre, y por eso hice dos bizcochos, uno blanco y otro rojo, para que el interior de la tarta también fuera a rayas, hasta que se lo expliqué a Paula (la diplomacia personificada) y me dijo "Pero mamá, si el interior va a ser blanco y rojo, la parte de fuera debería ser blanca y verde!" Y así fue.