Este delicioso bollo ha sido un gran descubrimiento que hicimos este verano cuando paramos en la Hospedería de los Calatravos, un hotel encantador en Calzada de Calatrava. Disfrutamos muchísimo del hotel, del Castillo de Calatrava la Nueva que está muy cerca, y del esplendido desayuno que nos ofrecieron en el hotel, en el probamos esta Torta de azúcar. Según nos explicaron, es muy típica de aquella zona.
Encontré una receta en el blog Atrapada en mi cocina y ahí descubrí que también es un dulce típico de Granada. Yo he adaptado los ingredientes a nuestro gusto y el resultado nos ha encantado a toda la familia.
Ingredientes:
- 500 gr de harina de fuerza.
- 200 gr de leche (agua en la receta original).
- 150 gr de mantequilla (150 ml de aceite en la receta original).
- 25 gr de levadura prensada.
- Una cucharada de azúcar.
- Un huevo a temperatura ambiente.
- Una cucharadita de sal.
- Algo más de azúcar para espolvorear.
La masa es muy sencilla y los tiempos de levado son razonablemente cortos. En un bol pequeño se calienta la mitad de la leche y se le añade la cucharada de azúcar para que se disuelva.
Se añade el resto de la leche para que la mezcla quede templada pero no demasiado caliente y se añade la levadura.
Se remueve bien para que se disuelva la levadura. En un recipiente grande se tamiza la harina con la sal y se hace un hueco en el centro donde se vierte la leche con la levadura.
Yo lo mezclé unos minutos con el gancho de la KitchenAid, quedó una mezcla desmigada.
Le añadí un poco más de leche mientras se mezclaba hasta que la mezcla se quedo más compacta, en una sola bola.
Se deja reposar 30 minutos. Se calienta la mantequilla lo justo para que se derrita pero sin que quede caliente y se añade junto con el huevo batido. Aunque al principio le cuesta admitir los líquidos, después de batir unos diez minutos se queda perfectamente integrada.
Puede cubrirse con film transparente y dejarse en la nevera reposando durante varias horas (incluso toda la noche, para hornearla antes de desayunar), aunque yo la dejé en un bol a temperatura ambiente.
En media hora ya había doblado el volumen.
La volqué sobre la encimera con un pellizco de harina y la amasé un poco quitándole un poco el aire. La masa es muy sencilla de manejar, muy flexible y nada pegajosa.
Me pareció que era suficiente masa para dos tortas, así que la dividí en dos mitades. Cada una de ellas la estiré sobre un papel vegetal dejándolas con forma aproximada de círculo y una altura de un dedo.
Se dejan reposar otros 30 minutos. Mientras tanto se enciende el horno para que se caliente a 220º, calor arriba y abajo. Yo las horneé sobre la plancha metálica que utiliza mi Santo para el pan y que va de miedo también para la bollería.
Antes de meterla en el horno se espolvorea con abundante azúcar por encima.
Estuvo unos 25 minutos en el horno (la plancha metálica le quita unos minutos de horneado). Si se empieza a dorar demasiado pronto se puede cubrir con un trozo de papel de plata.
Pasados unos minutos se pasa a una rejilla para que termine de enfriarse.
Una de ellas voló en la merienda de Reyes, y la otra se la han dejado mis niñas a sus Majestades los Reyes Magos para que pudieran recargar energía, que esta noche han trabajado una barbaridad.
¡Espero que también os hayan dejado muchos regalos!
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