lunes, 8 de julio de 2013

Leche, Nata, Mantequilla y Suero de Leche

  Hace unos días mi hermana me regaló una garrafa de leche "de verdad" y con eso me refiero a que era leche fresca de vaca y no estaba tratada de ninguna manera. 
  No voy a despreciar la comodidad de poder ir al supermercado y comprar cualquier tipo de producto lácteo listo para su uso, pero es innegable que el sabor de la leche fresca es más bueno y hervirla y prepararla para su uso también tiene su encanto.


  Gracias a esos 5 litros de leche, he conseguido unos 250 ml de nata con la que he hecho mantequilla y suero de leche (o buttermilk, para los aficionados a los bizcochos). 
  Edito el 9-5-14: Acabo de descubrir que el suero de leche, o de mantequilla no es buttermilk, como yo pensaba. Para saber más sobre el buttermilk os recomiendo esta entrada de DeNikatessen.

  Cuando la leche no está pasteurizada o tratada debidamente hay que hervirla para eliminar los microorganismos que pueden sentarnos mal. 

  Al hablar de la leche fresca con mi madre me regaló una pieza casi de museo, porque dudo que se venda ya en ningún sitio. Os enseño la fotografía para que podáis intentar adivinar su uso.


  No es un cenicero, como ha dicho alguno por casa (aunque lo parece, no lo niego). Es una pieza de acero (las hay más antiguas de cristal) que se pone en la cazuela para que la leche no se desborde al hervir. ¡Y funciona! 
  Yo puse la leche en dos cazuelas para hervirlo todo a la vez.


 En la que está más abajo de la fotografía puse la pieza de acero, y la leche hervía con alegría pero no creció tanto como para desbordarse. Durante un rato dejé a mi Santo para que la vigilara y me dijo que en una de las cazuelas la leche hervía normalmente, pero en la otra hacía un ruido muy raro. Me hizo todo tanta gracia que intenté grabar un vídeo pero fue todo tan improvisado que es bastante malo (con la radio sonando de fondo y todo, espero que podáis disculparme). En cualquier caso creo que ilustra el funcionamiento de la pieza.


  En cualquier caso, con pieza para que no se desborde la leche o sin ella, según parece hay que llevar la leche a ebullición tres veces, es decir que se lleva a ebullición y se baja el fuego y así hasta tres veces.


  La dejé enfriar y a la mañana siguiente había una preciosa capa de nata en la superficie.



  La recogí con cuidado, lo dejé reposar otro rato y volví a recoger otro poco. Debí recoger unos 250 ml de nata, no sé si será mucho o poco, según mi madre depende de la calidad de la leche y también puede influir el que se deje hervir más tiempo la leche. 

  Estuve pensando mucho en qué darle uso a esta nata, y finalmente decidí hacer mantequilla, que llevaba mucho tiempo con ese gusanillo.
  No hay nada más fácil que hacer mantequilla, basta empezar a batir la nata como si nuestra intención fuese montarla normalmente, pero en vez de parar cuando esté firme, seguimos batiendo. Se va poniendo amarillenta y se corta, cuando se separa la parte grasa (mantequilla) de la parte líquida (el suero de leche) dejamos de batir. Esta idea para hacer buttermilk o suero de leche la leí en el blog de Mis dulces días.



  Para separar la mantequilla del suero, utilicé un paño limpio de algodón sobre un cuenco.



  Lo puse todo y dejé que el suero traspasara el paño.



  
  Después de mucho apretar y escurrir, separé la mantequilla del suero.




  Finalmente, tengo una mantequilla estupenda y una botellita de suero.



  Pensaba darles uso en un bizcocho, pero ya casi no me queda mantequilla, me la estoy desayunando con pan tostado (pan que hace mi Santo, por cierto).


4 comentarios:

  1. Mantequilla casera !!! Todo un lujazo. Buen provecho.

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  2. Que lujo leche fresca, me ha recordado cuando era pequeña y la leche la compraba mi madre al lechero que venía a casa y la cocía con un cacharrito de cristal parecido al que has usado y la capa de nata que hacía. Desde luego ahora lo que tomamos no es leche ni es na, la tomamos desnatada para cuidarnos y yo siempre digo que es agualichi.
    Besicos

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  3. Cuando era pequeña la leche la comprábamos en la vaquería que había cerca, el sabor lo recuerdo como muy fuerte, nada que ver con la leche de super, ja, ja!
    Teníamos una pieza de esas de cristal que le dieron a mi madre, pero me parece que ella no la usaba.
    Qué lujo de mantequilla y de todo auténtico y más aún con ese pan casero.
    Besos!

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