Me encantan las palmeras. Uno de los recuerdos de mi más tierna infancia es acompañar a mi padre cuando salía a pasear el perro los fines de semana y comprar el desayuno en una pastelería cercana. Siempre era lo mismo, un montón de croissant para todo el mundo y una palmera para mi.
Años después me enteré que son muy sencillas de hacer, y aunque no las hago muy a menudo, uno de estos días que trabajaba con hojaldre me pareció que tenía demasiados recortes, así que hice unas pocas para desayunar.
- Hojaldre
- Azúcar
En mi caso tenía un puñado de recortes, pero lo suyo sería empezar con una plancha de hojaldre rectangular. No es necesario estirarla, pero tampoco pasa nada si ya viene estirada.
Se pone el azúcar por encima, una buena capa, aunque también dependerá de lo goloso de cada uno.
Se marca más o menos la mitad de la plancha y se enrolla cada extremo hasta la mitad.
Si la plancha no está estirada, es más cómodo doblar la masa que enrollarla. Se doblan los extremos izquierdo y derecho de la plancha hacia el centro, de manera que queden juntos, y después se vuelve a doblar como si cerráramos un libro abierto.
Se corta la masa en porciones de un dedo de ancho, aproximadamente.
Se ponen en la placa de horno sobre un papel vegetal.
Se hornean entre 8 y 10 minutos (depende del tamaño y el horno), y entonces se les da la vuelta con unas pinzas con cuidado de no quemarnos.
Otros 8 o 10 minutos más y ya está.
Con el azúcar que tienen por dentro, al hacerse caramelo, es posible que se queden un poco pegadas.
Si la plancha no está estirada, es más cómodo doblar la masa que enrollarla. Se doblan los extremos izquierdo y derecho de la plancha hacia el centro, de manera que queden juntos, y después se vuelve a doblar como si cerráramos un libro abierto.
Se corta la masa en porciones de un dedo de ancho, aproximadamente.
Se ponen en la placa de horno sobre un papel vegetal.
Se hornean entre 8 y 10 minutos (depende del tamaño y el horno), y entonces se les da la vuelta con unas pinzas con cuidado de no quemarnos.
Otros 8 o 10 minutos más y ya está.
Con el azúcar que tienen por dentro, al hacerse caramelo, es posible que se queden un poco pegadas.
Estas quedaron pequeñitas, para un par de bocaditos. A Andrea le encantaron, apenas si me dejó probarlas.
Además que sirven como gafas, claro.
Además que sirven como gafas, claro.
Andrea sabe lo que se hace
ResponderEliminarestas palmeritas se ven muy ricas
un saludo
Qué niña más guapa! Esas palmeritas tan chiquitinas son una delicia, seguro que tu Andrea está deseando que te vuelva a sobrar hojaldre, jeje. Besos
ResponderEliminarYo tambien las suelo hacer a veces, y a algunas les pongo un poco de nutella.... jijijij. Y tu nena es una preciosidad!!
ResponderEliminar¡Gracias! Guau, con nutela!!! Eso tiene que ser un puro vicio!
EliminarMe encantan las palmeras, a mí me las compraban mi abuela o mi padre al salir del colegio por las tardes :) Normalmente glaseadas. Qué ricas, qué recuerdos... Las tuyas tienen una pinta riquísima y parece que tu hija ha heredado el gusto por este bollo ;)
ResponderEliminarYo también soy feliz levantándome y yendo a por el desayuno (con el perro también, jejeje). Aquí es complicado de hacer, pero en Madrid iba a por churros :D
yo soy fan numero 1 de las palmeritas, me encantan todas asi como las tuyas, con chocolate, con yemita de huevo... ñam ñam!
ResponderEliminarLas palmeritas te han quedado deliciosas pero esa niña tuya poniéndoselas de gafitas sí que está para comérsela. Un besazo.
ResponderEliminarcosicasdulces.blogspot.com
Parece mentira que algo tan sencillo esté tan bueno, ¿verdad?
ResponderEliminarSaludos.
En casa tambien duran poco, comprendo a Anddrea, están tan buenas!!!
ResponderEliminarlasrecetasdemanans.blogspot.com