Desde que compro la pasta de vainilla ya no suelo utilizar extractos o azúcar avainallado, pero justamente por aprovechar los restos de un bote de pasta se me ocurrió que podría aromatizar algo de azúcar para espolvorear bizcochos o hacer algún regalito.
Hace ya mucho tiempo leí en el Rincón de Bea un procedimiento muy sencillo para darle aroma al azúcar. Basta con introducir dos o tres vainas de vainilla abiertas en un bote con cierre hermético y agitar cuando nos acordemos. El truco de hoy es una versión de este método.
Ingredientes:
- Un bote de pasta de vainilla acabado.
- Azúcar glass como para rellenar el bote.
La idea se me ocurrió al ver que no podía apurar más el bote pero seguía con bastantes semillas de vainilla. Para "secar" la pasta empecé a llenarlo con azúcar glas. No es que fuera sencillo, porque la boca del bote no es que sea muy grande, pero al final cogí un papel que enrollé como un embudo y dejé caer el azúcar.
Lo agité bien y dejé reposar dos o tres semanas, boca arriba y boca abajo. Cada vez que pasaba por allí, volvía a agitarlo.
Por supuesto se formaron varios grumos grandes, casi pelotas pequeñas. Para que el azúcar pudiera manejarse bien las rompí con un cuchillo y conseguí sacar todo el azúcar del bote.
No es que fuera sencillo, gran parte del azúcar se había pegado a las paredes del bote, pero rebañé con cuchillos, cucharas y todo lo que encontré para limpiarlo bien.
Limpio como una patena |
El azúcar estaba todavía estaba bastante húmeda, así que añadí más para que estuviera algo más seca, aunque quizás así se pierda algo de aroma...
Para quitar los grumos fui pasando la montaña de azúcar glas por el molinillo de café.
Y después por el colador para tamizarla.
Los grumos que quedaban los volvía a pasar por el molinillo.
Y poco a poco todo estuvo triturado y tamizado.
Pero seguía húmedo, así que aprovechando que acababa de sacar un bizcocho del horno (como no!), lo puse en la bandeja del horno, pero cuando ya estaba apagado y con la puerta abierta porque me parecía que con demasiado calor corría el riesgo de que se quedara caramelizado.
Cuando estaba seca y fina como la arena de la playa lo pasé a botes de cristal para regalarla a mi madre y mis hermanas.
Y por supuesto, siempre se puede añadir una vaina de vainilla abierta para seguir aromatizando el azúcar, agitando el bote de vez en cuando, y añadiendo más azúcar si vemos que se va acabando.
guau!! me gusta el truco.
ResponderEliminarMe puedes decir donde comprar la pasta de vainilla?
¡Gracias! Yo la compro en las tiendas on-line de repostería que comentaba en este enlace (http://www.aprendizderepostera.es/p/tiendas.html) Normalmente en María Lunarillos o Megasilvita porque suelen tener de casi todo. Tengo que advertir que sale cara, pero el resultado mejora notablemente comparando con extracto o aromas.
EliminarHola! es una idea genial! nosotras siempre tenemos un botecito a mano! besis
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