Hice estos cupcakes en Navidades, y no porque se "acercara" el 14 de febrero, simplemente porque tenía ganas de probarlos. Estuve dudando mucho entre una tarta o cupcakes, pero al final me decidí por los pastelitos y la verdad es que quedan muy resultones.
Estuve consultando varias páginas porque hay infinidad de versiones pero al final me guié por la de Alma, que siempre es garantía de éxito.
Ingredientes:
- 60 ml de aceite de oliva virgen extra (yo utilizo arbequina).
- 160 gr de azúcar.
- Un huevo.
- 150 gr de harina tamizada.
- 125 ml de buttermilk (leche a temperatura ambiente con una cucharadita de vinagre).
- Media cucharada de cacao en polvo.
- Media cucharadita de colorante rojo.
- Una cucharada de vainilla en pasta.
- Una cucharadita de vinagre
- Media cucharadita de bicarbonato.
Para la crema de queso:
- 170 gr de mantequilla a temperatura ambiente.
- 270 gr de queso Philadelphia.
- 300 gr azúcar glas tamizada.
- Una cucharadita de extracto incoloro de vainilla.
Ingredientes para los cupcakes |
En la receta original se utiliza más cacao en polvo, una cucharada rasa, pero yo lo reduje al mínimo porque mi padre no debe tomar cacao. Se tamiza con la harina, aunque cuidado, el bicarbonato no se tamiza con la harina. Creo que es la primera receta que hago que no se tamiza todo junto.
Empezamos encendiendo el horno a 170º para que se vaya calentando. También se pueden preparar los papelitos en la bandeja de cupcakes.
Se pone el aceite y el azúcar en un recipiente, yo lo puse en el de la KitchenAid pero al final lo hice a mano.
Con las varillas se bate hasta que se haya mezclado bien.
Añadimos el huevo y la pasta de vainilla (o extracto de vainilla). Se sigue batiendo hasta que se integre.
Se añade la mitad de la harina tamizada con el cacao.
Se mezcla con las varillas hasta que se integre.
Se añade el buttermilk.
Una vez integrado el buttermilk, se añade el resto de la mezcla de harina y cacao.
En un recipiente se mezcla el bicarbonato con la cucharadita de vinagre. En seguida empieza a burbujear y se añade a la mezcla.
Y por último el colorante. Casi siempre se utiliza rojo porque este color surgía naturalmente en las primeras recetas, he leído que por utilizar remolacha para endulzar o por una reacción entre el cacao y el vinagre. En cualquier caso, hoy por hoy, sin colorante la mezcla queda de un color muy soso.
Se reparte entre los moldes de cupcakes. Yo procuro pesar cada cápsula y que estén entre los 30 y 35 gr de masa.
Se hornean durante 20 o 22 minutos, con la precaución de pincharlos con un palillo y comprobar que sale limpio.
Después de unos 5 minutos, se sacan de la bandeja y se dejan enfriar en la rejilla.
Dejamos que se enfríen completamente antes de decorarlos.
Para hacer la crema de queso me gusta que la mantequilla y el queso philadelphia estén a temperatura ambiente, aunque he leído que también se puede hacer con el queso frío, pero me da la impresión de que es más complicado que se integre bien.
Empezamos batiendo la mantequilla con el azúcar glas tamizado. No cabe duda que la KitchenAid es una gran ayuda en este trabajo, empezamos a velocidad muy baja para que no se llene la cocina de azúcar glas.
Intenté hacer fotografías mientras la KitchenAid trabajaba, espero que se note cómo cambia la mezcla mientras se va batiendo.
Al principio es un mucha azúcar y todo está grumoso.
Al poco la mantequilla ha integrado el azúcar pero sigue grumoso.
Mientras se bate se va formando una crema.
Mi pala tiene una lengüeta que va rebañando los bordes del bol, sino habría que recoger de vez en cuando con una espátula.
Y seguimos batiendo, varios minutos, hasta que quede muy una crema muy esponjosa, la mantequilla queda de un color muy claro.
Entonces le añado el queso en crema, el extracto de vainilla y vuelta a batir.
Pasados unos minutos queda una crema suave, dulce, sin sabor a mantequilla (muy importante para mi), deliciosa. He utilizado esta misma crema con distintos sabores, café, fresas o marron glacé y el resultado ha sido extraordinario.
Mientras se enfrían los cupcakes también se puede enfriar la crema y queda un poco más firme. Yo utilicé un par de boquillas aunque ahora mismo no recuerdo bien cuales, una 1A o 2A de Wilton (redonda grandecita) y otra grande estrellada.
Tuvieron mucho éxito, aunque aquel día eramos pocos y sobraron unos pocos. Varios días después el bizcocho seguía tierno y jugoso.
Entiendo que esta receta tenga tanto éxito porque están deliciosos. El bizcocho se merece el nombre de "terciopelo", es muy tierno y suave.
Aunque yo los hiciera en Navidad, es cierto que son una idea estupenda para el S. Valentin.
Te han quedado geniales y tienen que estar riquísimos. Un abrazo y feliz semana, Clara.
ResponderEliminar¡Qué preciosos!! y el terciopelo rojo me encanta, queda super esponjoso. Yo ya me estoy soltando también y he descubierto que me encantan, así que te los copio! Un beso.
ResponderEliminarDios mío, ¡qué pinta! Las niñas (bueno, y la familia entera) tuvieron que flipar con lo preciosos que te quedaron. Y claro, no dudo en absoluto de que encima estarían buenísimos. Jo, me muero de envidia xD de la sana, eh? pero envidia al fin y al cabo!
ResponderEliminarun besazo!
Hagas lo que hagas con la receta de red velvet, es un triunfo asegurado. Y mira qué cupcakes tan ricos!! Y quedan tan vistosos...La verdad es que lo tienen todo.
ResponderEliminarUn besote!
Te quedaron fantásticas¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarQué bonitos te han quedado! Se me ha hecho la boca agua con el paso a paso! Estos caen en San Valentín seguro! Un besito!!!
ResponderEliminarPues sí, tienen una pinta estupenda!
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